La Estupa de la Iluminación – Desde su inauguración en 2003, el monumento que representa a Buda, es todo un reclamo turístico del municipio costero.
Margarita Lehnert–Kossowski llega a la ‘Estupa de la Iluminación’ de Benalmádena desprendiendo calma. Saluda, pero abandona inmediatamente a todo ser que le rodea. Acude a la estatua de Buda, prende un incienso, y medita por unos segundos. Comienza así una nueva jornada, atrayendo buenos deseos y pensamientos…
Actualmente, Lehnert-Kossowski es la directora del espacio abierto al público, que “no debe entenderse como un monumento a Buda, sino como un Buda en sí mismo”. Pero para que esta afirmación cobre sentido entre aquellos que desconocen unas mínimas nociones de budismo, es necesario hacer un análisis previo. Entretenido y curioso, pero con datos específicos importantes para poder entender los razonamientos de la doctrina.
¿Qué es una estupa?
“Una estupa es como un buda real, y para que sea verdadera, han de cumplirse tres condiciones”, explica Lehnert-Kossowski.
Requisitos a cumplir en la zona exterior
En primer lugar, la estructura exterior de la estupa debe de ser exacta. “No puede fallar ni un centímetro”, sostiene la directora de uno de los espacios turísticos más aclamados del municipio de Benalmádena.
Con respecto a esto, por lo general, las estupas no cuentan con un acceso hacia su zona interior. Para que se de esta situación, tal y como sucede en Benalmádena, “un lama espiritual debe dar su aprobación”. Esta característica hace de la ‘Estupa de la Iluminación’ malagueña un lugar aún más especial, factor que se suma a su gran tamaño. Y es que tal y como apunta la experta en budismo, “estamos ante la estupa más grande de occidente y una de las más grandes del mundo”. Por ello, además de por su “esplendida ubicación”, que cuenta con un amplio mirador con vistas al mar, “la Estupa de la Iluminación es muy famosa y prominente”.
Características de la zona interior
Por otro lado, aunque sea imposible de creer para muchos visitantes que tan solo acuden al lugar por mera curiosidad, las estupas, para que sean consideradas como tal, han de “ser huecas por dentro, pero rellenas de objetos sagrados. Y por supuesto, “selladas para siempre”.
En concreto, la ‘Estupa de la Iluminación de Benalmádena’ cuenta con un total de 17 habitaciones en escala y aparentemente invisibles que están repletas de símbolos y componentes como estatuas, mandalas, o rollos de papel con importantes oraciones.
Según las creencias budistas, a pesar de que estos objetos se vuelvan invisibles (puesto que quedan sellados de por vida), su presencia en la estupa es indispensable para la efectividad de esta. Al igual que lo es también el proceso de consagración, el último requisito que otorga a la estupa, su función y razón real.
La consagración, el elemento fundamental para el buen funcionamiento
Una vez que la estructura de la estupa atiende a una precisión más que correcta, y su interior aguarda un sinfín de reliquias llenas de simbolismo, es necesario llevar a cabo lo que se conoce como “el momento de consagración”. Este debe ser realizado por un guía espiritual que, a través de una ceremonia especial, sea capaz de trasmitir la energía necesaria para que la estupa se convierta en un “generador de energía positiva” para todo su alrededor.
De esta forma, sostiene Lehnert-Kossowski, es posible (y muy práctico), comparar una estupa con un simple reloj. “La estructura es la esfera; el relleno es la maquinaria; mientras que la consagración es la pila”, sostiene la fiel budista. Así, con la ausencia de alguno de los tres componentes, la estupa deja de cobrar sentido, pasando a un segundo plano y convirtiéndose en un simple monumento material.
Simbolismo
Sin duda, si hay algo que caracteriza a las estupas de todo el mundo, es su amplio contenido simbólico. Todo en ellas, representa algo. No hay nada que carezca de significado.
A lo largo de la Historia se han creado ocho tipos de estupas diferentes que hacen alusión a los momentos más importantes de la vida del Buda Sakiamuni, también conocido como Siddhārtha Gautama, o el responsable de llevar el budismo hasta el mundo ‘real’.
En concreto, la estupa situada en la zona más tradicional de Benalmádena, “representa el momento de la iluminación”, de ahí su atractivo nombre.
Es por ello además, por lo que la estatua dorada de Buda en este espacio mantiene la postura visible. La figura toca descaradamente el suelo con uno de sus dedos. Indica así su estado iluminado.
Del mismo modo, cuenta Lehnert-Kossowski, “las estupas representan la aparición del universo”.
“Según la cronología budista primero hay solo espacio, donde manda el dinamismo. No es un lugar estático”, explica la experta. “Sus movimientos, que se mantienen durante millones de años, acaban formando viento, que finalmente origina el calor. Y de él, el fuego”. “La combinación de fuego y movimiento, da lugar a las nubes, que acaban por originar líquido, elemento esencial para dar lugar a lo sólido, la tierra”.
Aludiendo a esta creencia de la aparición secuenciada de los elementos naturales, y por consiguiente, del cosmos, las estupas, con sus estatuas y formas, hacen referencia a esta teoría.
Además, según el budismo, “el cuerpo humano está compuesto por los mismos elementos que forman el universo. De ahí que las estupas representen la concepción del ser humano, como también su muerte”.
Al igual que el resto de estupas ubicadas por los distintos rincones del mundo, “si se aplastara la estructura de la ‘Estupa de la Iluminación’ de Benalmádena, ésta daría lugar a un mandala”. Es decir, “a un diagrama simbólico” que, según el budismo “representa la evolución del universo con respecto a un punto de partida”.
Son todas estas razones las que hacen que las estupas deban ser construidas por arquitectos especializados, ya que, “cambiando un simple escalón, se cambia por completo la representación del universo” tal y como debe ser concebido según el budismo.
Historia del origen de la ‘Estupa de la Iluminación’
Lehnert-Kossowski, de origen polaco, ha viajado por todo el mundo gracias al budismo, ejerciendo como traductora y asistenta personal de uno de los más grandes lamas del siglo XX, Lopon Tsechu Rinpoche. Hasta esta gran figura de máxima representación y prestigio en el budismo tibetano, le conduce la vida por una serie de casualidades. Y es que fueron las coincidencias e inquietudes juveniles las que llevaron a Lehnert-Kossowski a adentrarse en la doctrina filosófica que le cambió la vida.
Tenía apenas 20 años y presumía de exprimir la gloriosa rutina universitaria, que más entiende de dinamismo que de hábito. Por aquel entonces, desconocía por completo las creencias y verdades del budismo, pero una charla de un lama danés, Ole Nydahl, quien según sus seguidores, derrochaba carisma, belleza y simpatía, la conquistó. “No le entendí mucho la primera vez que le vi, pero cuando habló inmediatamente dije: yo quiero seguir este camino. Yo quiero ser budista”, explica aun demostrando interés por las palabras de Nydahl, Lehnert-Kossowski.
De eso hace ya casi cuatro décadas, tiempo durante el que Lehnert-Kossowski se ha entregado al budismo en cuerpo y alma… aunque esta última no es nombrada ni conocida, para los budistas. Los fieles, en su lugar, creen en el ‘karma’, algo así como un cúmulo de recuerdos que establecen una balanza entre las acciones positivas y negativas realizadas por un ser a lo largo del viaje experimentado en una de sus vidas.
Las constantes excursiones al lado de su maestro llevaron a Lehnert-Kossowsi y a su marido, Wojter Kossowski, hasta Málaga, para construir, en un principio, lo que a día de hoy es la ‘Estupa de Kalachakra’ del centro budista Karma Guen. Wojter Kossowski, es uno de los pocos arquitectos especializados en la construcción de estupas, algo que analizado, no parece tarea fácil.
Y tras la ‘Estupa de Kalachakra’, por otra serie de coincidencias que hacen que el ex alcalde de Benalmádena, Enrique Bolín, sienta admiración por el monumento que representa a un buda en sí mismo y pida algo similar para lo que por aquel entonces era su municipio, nace la ‘Estupa de la Iluminación’, una insignia de la localidad que, desde su construcción en 2003, difícilmente puede pasar desapercibida.
Con ella, la cultura budista consigue una notable extensión por toda la Costa del Sol tras ser instalada en la ciudad en un primer momento por el salamanquino Pedro Gómez, fundador del centro budista Karma Guen de Vélez-Málaga.
A pesar de su completa dedicación hacia el budismo y todo el tiempo invertido a diario en la ‘Estupa de la Iluminación’, Lehnert-Kossowsi explica que el monumento no se instala con el fin de “impartir un nuevo camino espiritual”, sino para “dar a conocer la importancia de las estupas” a todo el mundo, “budistas o no”. Estas, comenta, “emanan constantemente energía de paz, armonía, amor, compasión y prosperidad hacia su entorno”, representado a “la mente iluminada”. O lo que es lo mismo, “la mente libre de cualquier concepto”…